Ya sé que es muy común que la gente que migra a Canadá se enamore del otoño, pero no puedo evitar decir que yo también sucumbí ante sus encantos. Pero quién no lo hace si te encuentras en cada esquina un árbol maravilloso.
Regresamos al Jardín Botánico después de tres meses y fue maravilloso ver cómo el otoño lo ha pintado de colores ocres. Hasta había bonsais amarillitos. Compramos por fin el pase anual por familia, porque es un parque caro al que nos gustaría visitar varias veces al año y es una mejor opción pagar por un año completo. Casi todos los lugares aquí tienen esa opción, pero hay que preguntar por ella. Descubrimos que te ofrece el Jardín Botánico y el Insectarium por un año y acceso libre al Biodomo y Planetarium en noviembre, así que iremos aprovechar el mes que viene.
En otoño el Jardín Botánico también tiene un evento que me fascinó: Las linternas chinas. Vale la pena ir a verlas, ¡son maravillosas!
La Francisación llegó a su fin y yo estoy más que contenta porque terminé super bien. Creo que logré un avance importante en estas once semanas* con el idioma, sobre todo en lo hablado que es lo que a mí más me cuesta. Hay muchas emociones encontradas respecto a este tema, por una parte me siento muy bien porque es una etapa terminada y me permitió aclarar mi camino a seguir en Montreal, pero por el otro lado nunca creí que dejar a mi salón me iba crear una cierta nostalgia, a fin de cuentas son las primeras personas con las que conviví durante 7 horas diarias en este país y compartimos muchas cosas. Los voy a recordar con mucho cariño y espero volver a encontrarlos algún día cuando todos hayamos encontrado nuestro lugar en Québec.
Por último, les cuento que tuvimos dos acercamientos más al sistema de salud. El primero fue otra crisis respiratoria de Paula, hablamos al 811 y la enfermera nos atendió super bien, nos recomendó usar el medicamento que nos quedaba de México pero me cambió las dosis y... funcionó. También nos explicó a dónde tenemos que ir en caso de que la situación sea más grave, me quedé con un buen sabor de boca. La segunda ocasión tuvimos que ir a una clínica de las de sin cita, porque lo que tenían Juan Carlos y Julieta era definitivamente una infección, fue menos desesperante que la experiencia en el hospital, pero de todos modos fueron tres horas desde que llegamos hasta que salimos con todo y los medicamentos: buen servicio pero no te salvas de la espera.
* Cada nivel de la francisación dura 11 semanas, hay 3 niveles pero yo sólo hice el tercer nivel porque el MICC al hacerme la evaluación de idiomas decidió que yo no necesitaba más por lo que había estudiado desde México.