Ya cumplimos tres meses en Montreal, en realidad el tiempo se ha pasado volando. Entre tantas cosas nuevas uno no tiene un momento para detenerse a pensar, cada día hay un reto o un trámite por realizar. Sin embargo me he descubierto muchas veces con una idea en la cabeza: ¿te das cuenta de que estás viviendo un sueño?
Es curioso como podemos pasar la vida buscando una cosa y cuando la obtenemos se nos olvida lo difícil que fue, borramos todas las dificultades por las que pasamos para obtenerla. Supongo que es un mecanismo de defensa, se vuelve más importante aquello hermoso que ganamos al final de la batalla y así podemos volver a emprender una nueva lucha sin miedo ni hastío.
Para alcanzar nuestra meta, pasamos más de un año estudiando idiomas en cursos intensivos, ahorramos lo más que pudimos dejando a un lado muchos placeres, investigamos sobre nuestra nueva ciudad: su cultura, su economía, cómo funcionan los procesos de contratación, nuestros campos laborales, lugares para vivir, comida. Cada una de estas pequeñas cosas han hecho la diferencia ahora, entre más sabes de algo más herramientas tienes para enfrentarte a los retos que se te pondrán en el camino. Gracias a este hecho y a un poco de suerte, llegamos a destino ya con un trabajo asegurado, esto definitivamente hizo las cosas más fáciles, porque en vez de dedicar tiempo a la búsqueda laborar estamos enfocados de lleno a nuestra integración social.
Hace una semana cumplí años y quiero agradecerle a la vida por permitirme haber llegado a donde estoy. Gracias a mi marido, que sin él este sueño y esta vida no serían tan maravillosos, gracias por ser el hombre íntegro, perseverante, amoroso y generoso que siempre has sido. Gracias a mis hijas, porque con cada día de sus pequeñas vidas me han enseñado tanto y me han permitido descubrir cosas en mí, que yo desconocía completamente. Gracias a mis padres y a mis hermanas, porque compartiendo mi vida con ellos soy conciente del tipo de familia que quiero para mis hijas, porque los valores que aprendí con la convivencia diaria me hicieron ser quien soy. Gracias a mis amigos, que ya están regados por todo el mundo, porque sin ellos mi vida no sería tan divertida, porque gracias a sus particulares características he aprendido a admirar la naturaleza humana.
Las fotos son de un parque natural en Montreal llamado "Bois de Liesse" para familias que adoren la naturaleza es altamente recomendable.
Las fotos son de un parque natural en Montreal llamado "Bois de Liesse" para familias que adoren la naturaleza es altamente recomendable.