domingo, 4 de septiembre de 2011
Multiculturalidad, diferencias y... otras sorpresas.
En estos días me he encontrado con muchas personas que están luchando por encontrar su lugar en un ambiente o situación distinta y me ha dado por filosofar un poco:
Vivir en un país como Canadá te permite realmente entender qué es el Multiculturalismo y las complicaciones que esta expresión del pluralismo trae para la adaptación. Nuestro bagaje cultural muchas veces nos permite introducirnos a la nueva sociedad más rápido o más lento, dependiendo en mucho de las diferencias y similitudes con la nueva sociedad. Me parece (esta es una opinión muy personal) que los latinos tenemos ciertas ventajas al venir a Canadá porque en nuestros países están muy presentes las formas de vida de Los Estados Unidos y el país de la Hoja de Maple, ya no somos tan diferentes, la globalización ya hizo su trabajo y no nos parecen tan distintos a primera vista. Para otras culturas o religiones las diferencias parecen más radicales y probablemente el esfuerzo de adaptación debe ser mayor.
Pero seamos realistas, las relaciones humanas son difíciles, aún con personas de nuestra misma cultura nos es difícil entendernos en muchas situaciones. Por ejemplo, en un matrimonio uno puede saber cómo es el otro, pero cuando te enfrentas a ciertas situaciones específicas siempre salen las diferencias y con ellas se presentan dificultades. Creo que entre más distintos seamos más complicado es encontrar soluciones a estos problemas, pero también creo que una buena actitud y un verdadero compromiso pueden ayudarnos a pasar cualquier obstáculo.
Para adaptarnos es básico un proceso de aceptación al cambio. Debemos aceptar que las cosas cambian (aunque muchas veces no lo queramos) y que nosotros debemos también cambiar para que ese proceso no nos “destruya”. No estoy diciendo que debemos dejar de ser nosotros mismos, pero entre más rígidos seamos y más empeñados estemos en conservar las cosas inmóviles más infelices seremos. Hay que abrirnos a las cosas nuevas, distintas. Hay que ser tolerantes. Hay que mirar los pequeños detalles de esos cambios, aquellas cosas pequeñas que sí nos gustan para que poco a poco nos sintamos mejor en ese nuevo ambiente.
Cuando mi vida parece oscura siempre intento recordar qué fue lo que me hizo estar ahí, si decidí un país, un marido, un trabajo, un tipo de vida algo debí haber estado buscando. Cuando me enojo con mi marido busco recordar esas cosas de mi vida con él que sí valen la pena y me enfoco en eso, decido que “eso” es más importante y comienzo a mirar esa lucecita al final del camino y siempre, al comenzar a caminar en esa dirección la luz se va haciendo más grande hasta encontrar la salida. Yo decidí este país o decidí seguir a la persona que amo, así que a mirar lo bueno y ¡DECIDIR SER FELIZ!
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Mi hijo se va a trabajar conmigo. En la oficina nos esperan mi jefe, que es gringo de ascendencia italiana, y el asistente de tiempo completo, que es chino. El chaparro adora a su "Uncle Sun" y nada más lo ve y sonríe y le da los brazos. También se encuentra ahí una estudiante hindú que, al igual que yo, trabaja por honorarios. En la casa, mi esposo es atendido por una musulmana ghanesa que, cuando se quita la ropa con la que sale a la calle, descubre una falda de mezclilla igualita a la que usan las judías ortodoxas de mi barrio. En el trayecto de regreso a casa, mi hijo juega en el metro con un par de niños "african american" y llegando al edificio un par de rusos lo saludan. Creo que es ese sentido de tolerancia y apertura lo que quiero inculcar en él, que crezca viendo personas por quienes son y que los colores en la piel y las formas de vestir sean características y no clasificaciones. Me encanta tu blog
ResponderEliminarElsbeth
ResponderEliminarComparto contigo las ganas de que mis hijas crezcan en un ambiente multicultural que les enseñe un valor tan importante como lo es la tolerancia.
Gracias por tomarte el tiempo de escribir en el blog