No es lo mismo soñar, que vivir. Estoy segura que la decisión de venirnos a Canadá fue la mejor, pero lo cierto es que por más que uno lea, investigue, pregunte... ¡vaya!, haga su tarea, es imposible estar preparado para todo lo que tienes que enfrentar cuando eres un inmigrante.
Son demasiadas las decisiones que se tienen que tomar en tan poco tiempo y son tan importantes, cada una de ellas hará la diferencia por lo menos en todo un año. Decidirse por el departamento, las cuentas del banco, las guarderías, el coche, los servicios de comunicación. Y con cada elección la cuenta de gastos fijos va creciendo y creciendo, junto con todas las dudas sobre un sistema que apenas estamos comenzando a conocer.
He leído mucho sobre las ayudas o beneficios por niños en Quebec y Canadá, pero simplemente no sé por dónde comenzar. Esto se ha complicado más porque no llegamos por Montreal, sino por Toronto y no hemos podido agendar una cita de acompañamiento con el MICC. En el trabajo de mi marido nos dieron mucha ayuda con los primeros trámtes, la renta, el banco, pero la ayuda para las cosas de impuestos no llegó nunca, así que creo que con mi francés y mi inglés iré mañana a las oficinas del MICC a tratar de conseguir una cita y así tratar de tener más claro cómo podemos acceder a esos beneficios, porque si no la guardería nos va a hacer perder muchísimo dinero en este año.
Estos días que me he quedado sola arreglando un montón de pendientes importantes, me han hecho pensar mucho cómo puede arreglarselas alguien que no tenga ninguno de los dos idiomas oficiales. Yo no tengo ni el francés, ni el inglés al 100%, pero puedo defenderme y ha sido sumamente difícil cuando tengo que preguntar sobre seguros, condiciones y cosas más específicas, no puedo imaginarme cómo hubiera sido llegar en cero. Los idiomas son básicos, simplemente esto se hubiera convertido en una pesadilla si no supiera al menos lo que sé.
Para el resto de la familia las cosas van acomodándose más rápido, Juan Carlos (mi esposo) recibió ayer una felicitación por lo que ha logrado en estas dos semanas, parece que ha sobrepasado sus expectativas. Mis hijas ya van a la guardería y creo que les hacía falta porque ni adiós me dijeron cuando llegaron el primer día. Julieta tuvo la suerte de que una de sus maestras y un compañerito hablan algo de español, así que cuando ha tenido un problema la han podido ayudar, está feliz y adaptándose muy rápido. Los dos días me han dicho que es una niña excelente. A Paula le ha costado un poquito más de trabajo (yo pensé que sería alrevés), como que extraña a su mamá y a su hermana, pero hoy me dijo adiós tranquila y se fue a jugar sin mirar atrás, yo sé que va ir hallando su lugar, sólo es cuestión de tiempo.
La realidad es que me gusta Montral, y sé que todo cambio implica sacrificio, así que a seguir luchando por eso que soñamos.

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