miércoles, 7 de diciembre de 2011

Los hijos y la Inmigración

La respuesta más común entre los inmigrantes cuando les preguntas por qué decidieron inmigrar es: por mis hijos. Creo que la respuesta es verdadera, aunque esconde un montón de intereses conscientes o inconscientes que nada tienen que ver con los niños. Pero lo cierto es que cuando se va acercando la hora de partir existe una gran ansiedad en cómo van a vivir nuestros hijos este cambio. Hay demasiadas dudas sobre si de verdad será lo mejor para ellos. Tememos que el idioma, las costumbres y el alejarlos de las personas que aman les causen más daño que bien.

Mis hijas son muy pequeñas tienen 2 y 4 años. Cuando llegaron por primera vez a la guardería estaban emocionadísimas porque tenían muchas ganas de regresar a la escuela (aunque la pequeña sólo iba dos horas diarias en México mientras yo estudiaba francés). A la segunda semana empezó la ansiedad, sobre todo de Julieta, la mayor, porque se enfrentó con la frustración de no poder expresarse como ya lo hacía en México con sus amigas y maestras. Mis hijas no sabían prácticamente NADA de inglés o francés, a lo mucho un par de colores y números. Es difícil explicarles a los niños que es un proceso y que a la larga podrán sentirse igual que antes.

Esta semana la guardería me hizo dos citas para hablar con las maestras de mis hijas y puedo decir que 5 meses después de comenzar sus aventuras estudiantiles mis hijas están perfectamente bien adaptadas. Esto me hace sentir inmensamente feliz y orgullosa.



Contrario a lo que yo había imaginado Paula comenzó hablar tres idiomas al mismo tiempo. A sus dos años casi no hablaba español cuando nos mudamos, así que pensé que tendría retroceso porque ni siquiera lo había logrado en su lengua materna y para mi sorpresa la maestra me dijo que habla inglés con ellas y se expresa bien, no tiene el nivel de los niños de su edad pero va avanzando a pasos gigantescos. También dejó de usar pañales de un día par otro, lo que me indica que su seguridad y madurez van bien. En cuanto a sociabilidad sigue teniendo el mismo carisma que en México, todos la saludan por su nombre: niños, maestras y los papás de los demás niños. ¿Qué más puedo pedir?




Julieta se ganó la admiración de la directora y cada vez que me ve me dice que es super inteligente, que está impresionada con su capacidad de aprender otros idiomas. La cita con su maestra fue básicamente informarme que tiene todas las capacidades cubiertas para poder comenzar el Maternelle en agosto, que habla perfectamente el inglés (que es el que más utilizan sus compañeros y maestras) y que está completamente adaptada. Me preguntaron si iría a la escuela en francés o inglés, yo le expliqué que como inmigrantes debemos enviarla a la escuela francófona y me dijo que van a reforzar más su francés para que llegue mejor preparada. Aunque cuando nos encontramos a alguien en la calle, ella rápidamente ubica en qué idioma habla y en ese se expresa, ¡Impresionante!

No sé si todos los niños pasen un proceso como el de mis hijas, sé que influyen muchos factores en cómo nos adaptamos a una misma situación, pero cuando yo leía desde México otras historias me daba esperanza saber que los niños eran capaces de vivir esta experiencia mucho más exitosamente que los adultos y al menos en mi caso, así va ocurriendo.

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