jueves, 15 de diciembre de 2011

Crecer o perderse

Foto de Juan Carlos sobrevolando Montreal en avioneta
Seis meses han pasado y no me siento tan extraña como creí que estaría y he logrado más de lo que me había permitido soñar. Así soy yo, previendo lo difícil y buscándole las razones a las dificultades, mientras convierto en experiencias las frustraciones y minimizo los problemas.

Montreal desde el aire
Compartir hoy lo que he vivido, pensado y sentido en este tiempo, no es tarea fácil, porque ya está matizado por mi subjetividad, pero sé que quien lee quiere reafirmar sus ideas, tomar fuerza para sus luchas o encontrar razones para desistir. Entonces un pensamiento ético me atrapa, porque bajo circunstancias parecidas son los detalles los que hacen la diferencia y no quisiera que lo que yo escribo lleve a otro a tomar las decisiones incorrectas.


Yo me siento feliz en Montreal. Ahora es mi lugar en el mundo y voy aprendiendo a ver sus calles, sus estaciones, su gente tal como son, no como los imaginé y voy siendo parte de ese mundo mucho más rápido de lo que hubiera creído, porque me muevo con seguridad y aún tropezando con sus idiomas puedo darme a entender y comenzar a relacionarme con esta nueva realidad.

Mis hijas me llenan de orgullo, porque  vuelven a tener amigos y sonríen. Porque van aprendiendo a disfrutar lo que su nuevo mundo les ofrece y dicen que les gusta la nieve y que venir a Montreal fue “una buena idea”. Aunque se enojen porque hay tráfico de regreso a casa, porque su familia de México no viene a visitarlas a su casa y se haga de noche tan rápido.

Juan Carlos cada vez se siente más cómodo en su trabajo. El francés va ganándole terreno al inglés, aunque todavía se sienta incómodo con eso. Tantas experiencias nuevas y enriquecedoras combinadas con la sensación de que los vecinos nos vean como pequeños niños aprendiendo hacer las cosas como se deben de hacer.

 No, no todo es miel sobre hojuelas, a pesar de tener trabajo, entrar a la universidad, sentirse bien y certeros de haber tomado una buena decisión. También hemos sufrido con la experiencia del permiso de conducir, las tarjetas de residentes de mis hijas y mía siguen sin llegar, las llamadas por teléfono todavía causan cierta angustia.

Pero qué reconfortante es saber que uno ha escogido un camino por las razones correctas y es capaz de enfrentarse a las consecuencias con responsabilidad.


viernes, 9 de diciembre de 2011

Lo que no se dice

Hace unos días me encontré en el blog de los Ziegler una conversación de Guillermo (su autor) con Carola del blog de Espacio Toronto sobre el networking. La conversación giró en torno a muchos temas interesantes, pero me llamó mucho la atención algo que dijo ella sobre que nadie te va a decir las cosas que piensa cuando tú (con tu cultura diferente) actúas distinto a lo que los locales esperan de ti. Me acordé de muchas teorías de comunicación en donde te explican que para interactuar con el otro de manera eficiente tienes que compartir códigos, no sólo se trata de hablar la misma legua sino de compartir significados de las cosas y las acciones.

Yo misma me he sorprendido muchas veces haciendo un análisis de los que los demás hacen o dicen porque es distinto a lo que yo he vivido toda mi vida, pero es cierto, jamás lo haría evidente y mucho menos lo diría.

 En los casi 6 meses que llevo viviendo en Montreal he entablado un relación un poco más profunda sólo con dos quebecos. Los martes en la mañana voy a un taller de conversación con un señor jubilado de la policía de Montreal que da el taller como voluntario. Por razones diversas terminé asistiendo al taller sólo yo, lo que implica que durante dos horas seguidas hablamos en francés sin parar. Los dos somos muy platicadores, lo que ha ocasionado que terminemos haciendo preguntas un poco fuera de lo común. El martes pasado me animé a preguntarle directamente qué opinaba él sobre la inmigración. Me sonrió y me dijo que estaba de acuerdo, de lo contrario no trabajaría como voluntario para un proyecto de integración de inmigrantes. Pero sabía que la pregunta esperaba una respuesta más profunda y me contestó lo siguiente:

 En todos los años que él llevaba dando el taller había conocido muchos tipos de inmigrantes, pero me explicaba que el 80% tenían un nivel de escolaridad de al menos universidad y muchos de ellos tenían hasta doctorados. Me contó que había visto con tristeza que muchos de ellos tenían que cambiar de profesión porque Québec no les daba la oportunidad de ejercer. El cree que Québec no está preparado para estos inmigrantes, no puede entender cómo se desperdicia tanto talento. (Así me lo dijo)

 Su segundo punto fue tratado más cuidadosamente, supongo que porque yo soy una inmigrante y quería ser respetuoso conmigo, lo creo así porque mencionó que “los que hablaban español no tenían tanto este problema”. Me explicó que las diferencias religiosas y de costumbres eran a veces difíciles de entender. Me puso el ejemplo de una musulmana que había conocido: me contó como el esposo la acompañó durante tres clases y él sintió que era para asegurarse de que el que daba la clase no fuera ningún problema (después siguió yendo la mujer sola), el taller terminó y cuando la volvió a ver un tiempo después fue trabajando como traductora en un hospital. El se animó a preguntarle qué pasaría si su esposa fuera a visitar su país de origen y no portara burqa a lo que la mujer respondió que sería aprendida por un policía. El cree que es injusto que los inmigrantes que vienen a Canadá puedan seguir con sus costumbres y en cambio los demás, sólo como turistas, no puedan ser respetados en otros países como el de la mujer. Para él, este multiculturalismo no sólo trae enriquecimiento sino también problemas y jamás va a estar de acuerdo con un “asesinato por honor”. Concretó con esta frase “Si ellos no están preparados para venir, ¿para qué vienen?” y no creo que sea una frase que suela decirle a los inmigrantes cuando actúan de manera diferente, pero estoy segura que lo piensa.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Los hijos y la Inmigración

La respuesta más común entre los inmigrantes cuando les preguntas por qué decidieron inmigrar es: por mis hijos. Creo que la respuesta es verdadera, aunque esconde un montón de intereses conscientes o inconscientes que nada tienen que ver con los niños. Pero lo cierto es que cuando se va acercando la hora de partir existe una gran ansiedad en cómo van a vivir nuestros hijos este cambio. Hay demasiadas dudas sobre si de verdad será lo mejor para ellos. Tememos que el idioma, las costumbres y el alejarlos de las personas que aman les causen más daño que bien.

Mis hijas son muy pequeñas tienen 2 y 4 años. Cuando llegaron por primera vez a la guardería estaban emocionadísimas porque tenían muchas ganas de regresar a la escuela (aunque la pequeña sólo iba dos horas diarias en México mientras yo estudiaba francés). A la segunda semana empezó la ansiedad, sobre todo de Julieta, la mayor, porque se enfrentó con la frustración de no poder expresarse como ya lo hacía en México con sus amigas y maestras. Mis hijas no sabían prácticamente NADA de inglés o francés, a lo mucho un par de colores y números. Es difícil explicarles a los niños que es un proceso y que a la larga podrán sentirse igual que antes.

Esta semana la guardería me hizo dos citas para hablar con las maestras de mis hijas y puedo decir que 5 meses después de comenzar sus aventuras estudiantiles mis hijas están perfectamente bien adaptadas. Esto me hace sentir inmensamente feliz y orgullosa.



Contrario a lo que yo había imaginado Paula comenzó hablar tres idiomas al mismo tiempo. A sus dos años casi no hablaba español cuando nos mudamos, así que pensé que tendría retroceso porque ni siquiera lo había logrado en su lengua materna y para mi sorpresa la maestra me dijo que habla inglés con ellas y se expresa bien, no tiene el nivel de los niños de su edad pero va avanzando a pasos gigantescos. También dejó de usar pañales de un día par otro, lo que me indica que su seguridad y madurez van bien. En cuanto a sociabilidad sigue teniendo el mismo carisma que en México, todos la saludan por su nombre: niños, maestras y los papás de los demás niños. ¿Qué más puedo pedir?




Julieta se ganó la admiración de la directora y cada vez que me ve me dice que es super inteligente, que está impresionada con su capacidad de aprender otros idiomas. La cita con su maestra fue básicamente informarme que tiene todas las capacidades cubiertas para poder comenzar el Maternelle en agosto, que habla perfectamente el inglés (que es el que más utilizan sus compañeros y maestras) y que está completamente adaptada. Me preguntaron si iría a la escuela en francés o inglés, yo le expliqué que como inmigrantes debemos enviarla a la escuela francófona y me dijo que van a reforzar más su francés para que llegue mejor preparada. Aunque cuando nos encontramos a alguien en la calle, ella rápidamente ubica en qué idioma habla y en ese se expresa, ¡Impresionante!

No sé si todos los niños pasen un proceso como el de mis hijas, sé que influyen muchos factores en cómo nos adaptamos a una misma situación, pero cuando yo leía desde México otras historias me daba esperanza saber que los niños eran capaces de vivir esta experiencia mucho más exitosamente que los adultos y al menos en mi caso, así va ocurriendo.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Identidad y Comida





Definitivamente la comida es algo que nos diferencia entre culturas. En el tiempo de la francisación pude probar comida de todas partes del mundo gracias a mis compañeros. Y creo que todos los inmigrantes intentamos de alguna forma seguir comiendo lo que comíamos en nuestros países. Todos nos sentíamos muy orgullosos de poder compartir con los demás algo particular de nuestra tierra.

Parece que también es muy importante para nosotros que nuestros hijos conozcan la comida del lugar donde provenimos. Supongo que es cierto que la comida nos da IDENTIDAD.

Cuando hablaba de venirme a vivir a Canadá mucha gente me decía que iba a extrañar la comida, que aquí no iba a encontrar esos sabores que tanto me gustan. Es cierto que algunas cosas no existen por aquí, pero gracias a la globalización es fácil comprar materia prima con qué hacer esas comidas tú mismo. A mi marido y a mí nos encanta la cocina, pero jamás habíamos hecho tantas cosas de comida mexicana como ahora. Hay cosas que jamás hubiera hecho en México, como "Pan de Muerto" pero si no lo hacemos nosotros eso sí sería imposible de comer por estos rumbos.


No voy a mentir, hay sabores que de repente se nos anotojan y no son tan fáciles de reproducir. Más si soy sincera son las mismas cosas que extrañaba viviendo en la ciudad de Querétaro y que vendían sólo en la ciudad de León: todavía no soy capaz de hacer tacos de "Don Luis". Que por cierto siguen siendo los mejores tacos que he probado en mi vida.

Lo cierto es que no podemos preparar comida mexicana TODOS los días, saldría algo caro e impráctico. Hay que saber adaptarse y estar abierto a la comida del lugar a donde se llega, que también tiene sus encantos y empieza a ganarse un lugarcito en mi paladar y mi corazón.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Cuando no queremos escribir

Ya casi pasó un mes desde que escribí por última vez. Ocurre que hay veces en que uno no quiere compartir las cosas que le suceden o tiene miedo de decir eso que se piensa. En realidad también es cierto que nada tienen que ver esas cosas con Canadá o Quebec, entonces ¿Para qué decirlas aquí?

Pero encontré algo que quisiera compartir para los que están aquí o estarán. El miércoles nos enteramos que el desfile de Santa sería este sábado, así que asistimos. Es un evento ideal para familias, realmente lo disfrutamos mucho, mucho.





Descubrimos la fecha de este evento y muchos otros más gracias al blog http://asiveoyvivocanada.blogspot.com donde el autor sugirío inscribirse a una página llamada http://ispymontreal.com/ donde cada miércoles te envía un mail con los eventos que habrá el fin de semana para los niños. La verdad ha resultado tener información excelente! lo recomiendo ampliamente!


 

sábado, 29 de octubre de 2011

Trillado pero cierto.

Ya sé que es muy común que la gente que migra a Canadá se enamore del otoño, pero no puedo evitar decir que yo también sucumbí ante sus encantos. Pero quién no lo hace si te encuentras en cada esquina un árbol maravilloso.




Regresamos al Jardín Botánico después de tres meses y fue maravilloso ver cómo el otoño lo ha pintado de colores ocres. Hasta había bonsais amarillitos. Compramos por fin el pase anual por familia, porque es un parque caro al que nos gustaría visitar varias veces al año y es una mejor opción pagar por un año completo. Casi todos los lugares aquí tienen esa opción, pero hay que preguntar por ella. Descubrimos que te ofrece el Jardín Botánico y el Insectarium por un año y acceso libre al Biodomo y Planetarium en noviembre, así que iremos aprovechar el mes que viene.


En otoño el Jardín Botánico también tiene un evento que me fascinó: Las linternas chinas. Vale la pena ir a verlas, ¡son maravillosas!




La Francisación llegó a su fin y yo estoy más que contenta porque terminé super bien. Creo que logré un avance importante en estas once semanas* con el idioma, sobre todo en lo hablado que es lo que a mí más me cuesta. Hay muchas emociones encontradas respecto a este tema, por una parte me siento muy bien porque es una etapa terminada y me permitió aclarar mi camino a seguir en Montreal, pero por el otro lado nunca creí que dejar a mi salón me iba crear una cierta nostalgia, a fin de cuentas son las primeras personas con las que conviví durante 7 horas diarias en este país y compartimos muchas cosas. Los voy  a recordar con mucho cariño y espero volver a encontrarlos algún día cuando todos hayamos encontrado nuestro lugar en Québec.



Por último, les cuento que tuvimos dos acercamientos más al sistema de salud. El primero fue otra crisis respiratoria de Paula, hablamos al 811 y la enfermera nos atendió super bien, nos recomendó usar el medicamento que nos quedaba de México pero me cambió las dosis y... funcionó. También nos explicó a dónde tenemos que ir en caso de que la situación sea más grave, me quedé con un buen sabor de boca. La segunda ocasión tuvimos que ir a una clínica de las de sin cita, porque lo que tenían Juan Carlos y Julieta era definitivamente una infección, fue menos desesperante que la experiencia en el hospital, pero de todos modos fueron tres horas desde que llegamos hasta que salimos con todo y los medicamentos: buen servicio pero no te salvas de la espera.


* Cada nivel de la francisación dura 11 semanas, hay 3 niveles pero yo sólo hice el tercer nivel porque el MICC al hacerme la evaluación de idiomas decidió que yo no necesitaba más por lo que había estudiado desde México.

domingo, 9 de octubre de 2011

¿Imposible?

Frente a mi hogar ocurre algo que me hace pensar que Montreal es verdaderamente una ciudad multicultural. También es un hecho que me hace sonreír porque me da un poquito de esperanza sobre este mundo, quizás al final sí puede cambiar.


Pensar en un hecho así en la Alemania nazi sería IMPOSIBLE, pero en otro tiempo, en otras circunstancias y sobre todo con un avance en la forma de pensar es completamente POSIBLE. Frente a mi casa existe un inmueble con cuatro departamentos: en el primero habita una familia judía, en otro una familia africana, en el tercero un amable abuelito alemán y en el último una familia musulmana.


... yo me quedo con la idea de que nada es estático.

sábado, 8 de octubre de 2011

Al final, siempre hay algo en común... somos humanos.

La francisación la estoy llevando con un organismo de ayuda a los imigrantes llamado PROMIS y el jueves pasado tuvimos la posibilidad de asistir a un evento con el fin de celebrar la "Semana de reencuentros intercurturales". Como parte del programa había varios invitados entre ellos un inmigrante chileno llamado Osvaldo Nuñez que lleva más de 30 años en Québec y es un ex-diputado federal del "Bloc-Québécois". Otro de los invitados era el realizador Jean-Louis Coté, quien presentó un documental llamado el "Fenómeno Tanguy".

El documental disparó mis pensamientos en sentido contrario al que he venido platicando por aquí, porque habla un poco de cómo los inmigrantes hemos influído en la cultura de Québec. El Fenómeno Tanguy se refiere a la edad en que los jóvenes dejan la casa de sus padres o para ser más concretos de aquellos que deciden quedarse después de los 18 años. Antes, en Québec, cumplir 18 era sinónimo de dejar la casa paterna, no digo que eso ya no suceda, pero al parecer comienzan a haber casos donde los jóvenes deciden quedarse hasta terminar sus estudios o casarse.

Al finalizar el documental se realizó un foro de discusión y pudimos escuchar a varias personas originarias de Québec que decían que ellos habían dejado sus casas entre los 18 o los 20 años, pero sus hijos estaban actualmente con ellos y tienen más de 20 años y que para ellos ésto era magnífico porque podían ayudarlos a terminar sus estudios y seguir disfrutándolos en casa. Eso me hizo pensar que en México comienza a ser más común el caso contrario. Antes, practicamente todos se quedaban en casa de sus padres hasta casarse y los pocos que se iban antes lo hacían porque tenían que estudiar en otra ciudad y en esos casos eran generalmente hombres. Con el paso de los años son más los muchachos y las muchachas que dejan la casa de sus padres para estudiar o simplemente para tener una vida independiente. Entonces me hizo darme cuenta que la influencia está en ambos sentidos y que en culturas tan distintas podemos encontrar razones tan parecidas como el amor, la solidaridad, el deseo de libertad... todos quieren lo mejor para sus hijos, seamos mexicanos, quebequenses o chinos.

sábado, 1 de octubre de 2011

Vergers pour cueillir des pommes en famille

El fin de semana pasado realizamos una actividad típica de Québec: la recolección de manzanas. Me parece una tradición preciosa e ideal para hacerla en familia. Existen muchas "granjas" a las afueras de Montreal donde uno puede participar de esta actividad.

Cuando llegas pagas por una bolsa (o las que quieras) en la cual vas a ir depositando tus manzanas. Un tractor te lleva a los campos donde están los árboles y te explican que hay distintos tipos de ésta fruta y que tú puedes escoger la que más convenga a tus gustos o a lo que desés cocinar después. La idea es perderse en familia en la naturaleza para recolectar y comer.

En el lugar también habían jueguitos para los niños, animales de granja, montañas de heno para saltar en ellas, un restaurante para disfrutar de los platillos que se pueden elaborar a base de manzana: tartas, donas, sidra, jugo, mermelada. También tienen su tienda donde uno compra este tipo de productos.


Tuvimos la suerte de que nos acompañara una amiga quebeca que ha hecho esta actividad desde niña y fue muy interesante escuchar sus anécdotas, pero lo mejor fue que sabía escoger ¡las mejores manzanas!

sábado, 17 de septiembre de 2011

Tres meses

Ya cumplimos tres meses en Montreal, en realidad el tiempo se ha pasado volando. Entre tantas cosas nuevas uno no tiene un momento para detenerse a pensar, cada día hay un reto o un trámite por realizar. Sin embargo me he descubierto muchas veces con una idea en la cabeza: ¿te das cuenta de que estás viviendo un sueño?


Es curioso como podemos pasar la vida buscando una cosa y cuando la obtenemos se nos olvida lo difícil que fue, borramos todas las dificultades por las que pasamos para obtenerla. Supongo que es un mecanismo de defensa, se vuelve más importante aquello hermoso que ganamos al final de la batalla y así podemos volver a emprender una nueva lucha sin miedo ni hastío.

Para alcanzar nuestra meta, pasamos más de un año estudiando idiomas en cursos intensivos, ahorramos lo más que pudimos dejando a un lado muchos placeres, investigamos sobre nuestra nueva ciudad: su cultura, su economía, cómo funcionan los procesos de contratación, nuestros campos laborales, lugares para vivir, comida. Cada una de estas pequeñas cosas han hecho la diferencia ahora, entre más sabes de algo más herramientas tienes para enfrentarte a los retos que se te pondrán en el camino. Gracias a este hecho y a un poco de suerte, llegamos a destino ya con un trabajo asegurado, esto definitivamente hizo las cosas más fáciles, porque en vez de dedicar tiempo a la búsqueda laborar estamos enfocados de lleno a nuestra integración social.

Hace una semana cumplí años y quiero agradecerle a la vida por permitirme haber llegado a donde estoy. Gracias a mi marido, que sin él este sueño y esta vida no serían tan maravillosos, gracias por ser el hombre íntegro, perseverante, amoroso y generoso que siempre has sido. Gracias a mis hijas, porque con cada día de sus pequeñas vidas me han enseñado tanto y me han permitido descubrir cosas en mí, que yo desconocía completamente. Gracias a mis padres y a mis hermanas, porque compartiendo mi vida con ellos soy conciente del tipo de familia que quiero para mis hijas, porque los valores que aprendí con la convivencia diaria me hicieron ser quien soy. Gracias a mis amigos, que ya están regados por todo el mundo, porque sin ellos mi vida no sería tan divertida, porque gracias a sus particulares características he aprendido a admirar la naturaleza humana.

Las fotos son de un parque natural en Montreal llamado "Bois de Liesse" para familias que adoren la naturaleza es altamente recomendable.







domingo, 4 de septiembre de 2011

Multiculturalidad, diferencias y... otras sorpresas.

En estos días me he encontrado con muchas personas que están luchando por encontrar su lugar en un ambiente o situación distinta y me ha dado por filosofar un poco:


Vivir en un país como Canadá te permite realmente entender qué es el Multiculturalismo y las complicaciones que esta expresión del pluralismo trae para la adaptación. Nuestro bagaje cultural muchas veces nos permite introducirnos a la nueva sociedad más rápido o más lento, dependiendo en mucho de las diferencias y similitudes con la nueva sociedad. Me parece (esta es una opinión muy personal) que los latinos tenemos ciertas ventajas al venir a Canadá porque en nuestros países están muy presentes las formas de vida de Los Estados Unidos y el país de la Hoja de Maple, ya no somos tan diferentes, la globalización ya hizo su trabajo y no nos parecen tan distintos a primera vista. Para otras culturas o religiones las diferencias parecen más radicales y probablemente el esfuerzo de adaptación debe ser mayor.


Pero seamos realistas, las relaciones humanas son difíciles, aún con personas de nuestra misma cultura nos es difícil entendernos en muchas situaciones. Por ejemplo, en un matrimonio uno puede saber cómo es el otro, pero cuando te enfrentas a ciertas situaciones específicas siempre salen las diferencias y con ellas se presentan dificultades. Creo que entre más distintos seamos más complicado es encontrar soluciones a estos problemas, pero también creo que una buena actitud y un verdadero compromiso pueden ayudarnos a pasar cualquier obstáculo.


Para adaptarnos es básico un proceso de aceptación al cambio. Debemos aceptar que las cosas cambian (aunque muchas veces no lo queramos) y que nosotros debemos también cambiar para que ese proceso no nos “destruya”. No estoy diciendo que debemos dejar de ser nosotros mismos, pero entre más rígidos seamos y más empeñados estemos en conservar las cosas inmóviles más infelices seremos. Hay que abrirnos a las cosas nuevas, distintas. Hay que ser tolerantes. Hay que mirar los pequeños detalles de esos cambios, aquellas cosas pequeñas que sí nos gustan para que poco a poco nos sintamos mejor en ese nuevo ambiente.


Cuando mi vida parece oscura siempre intento recordar qué fue lo que me hizo estar ahí, si decidí un país, un marido, un trabajo, un tipo de vida algo debí haber estado buscando. Cuando me enojo con mi marido busco recordar esas cosas de mi vida con él que sí valen la pena y me enfoco en eso, decido que “eso” es más importante y comienzo a mirar esa lucecita al final del camino y siempre, al comenzar a caminar en esa dirección la luz se va haciendo más grande hasta encontrar la salida. Yo decidí este país o decidí seguir a la persona que amo, así que a mirar lo bueno y ¡DECIDIR SER FELIZ!

sábado, 27 de agosto de 2011

Pensamientos

  Esta foto no es mía, ni el pensamiento que sigue, pero lo encontré en FB y me encantó:
 
Es tiempo de dejar ir, de permitir que el viento me despeine y me sacuda; que se ... lleve el resentimiento, que mi alma perdone deudas y deudores.

Qué estupendo es cuando no controlas a nadie, cuando no pides cuentas, cuando tiras a la basura los rencores.

Entre ser feliz y tener la razón elijo lo primero. Tener la razón es el peor de los desgastes, pues te quita el sueño intentando corregir el universo.

Elijo dejarme ir, mirar la sonrisa del sol y abrazar el aire.
Elijo soltar amarras para tener mis manos libres y dar espacio a lo que venga.

El Examen de Conducir, La Francisación y otras historias.

  Cuando uno emigra no todo es miel sobre hojuelas, aún en un caso como el nuestro donde tuvimos la suerte de llegar con trabajo y otras ventajas. Mi primera frustración real fue el examen de conducir, hasta ese momento mis idiomas me habían permitido andar por la vida sin ningún problema pero al llegar a un examen donde muchas palabras son tan técnicas no me quedaron claras algunas preguntas y algunas respuestas y como resultado reprobé la última parte del examen teórico.


No es un gran problema si se le ve como una cuestión práctica, puesto que uno puede repetir el examen hasta tres veces y sólo vuelve a realizar la parte en la que falló (claro hay que volver a pagar $10.10), pero mi ego salió fuertemente herido. Para repetir el examen me dieron una cita para un mes después y lo aproveché para estudiar un poco más en línea y darle una leída al libro. En la página oficial de “La Société  de l’assurance automobile du Québec” (http://www.saaq.gouv.qc.ca/index.php) escogiendo “citoyens“ en “Services en ligne” se pueden seleccionar el “test” y el “quiz” para practicar pero NO son todas las preguntas que hacen en el examen real y desde mi punto de vista en línea están un poco más sencillas. Lo importante es que ya lo pasé y en octubre tendré el examen práctico, ya veremos cómo me va en ese porque muchos dicen que es mucho más difícil, pero yo digo: Si alguien lo pudo pasar… ¡yo puedo!


En este tiempo no he escrito mucho, eso se debe a que ya comencé con “La Francisación” es un programa de gobierno donde a los inmigrantes nos dan clases de francés, yo la estoy tomando a tiempo completo lo que significa que voy de lunes a viernes de 9:00 a 4:00 a estudiar. En sólo una semana y media he mejorado muchísimo mi capacidad de entender el francés oral y me he soltado a hablar con mayor fluidez, porque la realidad es que hasta antes de las clases había practicado más el inglés porque en la zona en la que estamos viviendo y en la guardería es el primer idioma que usan. Por cierto eso ha sido muy difícil para mí, tener que cambiar todo el día entre dos idiomas que no dominas da como resultado: dolor de cabeza y que termines hablando una mezcla entre los dos lo que hace que nadie te entienda. Pero aquí es lo que hace todo el mundo, casi todos son completamente bilingües así que supongo que con la práctica lograré estar como ellos, como dice el dicho: “Al país donde fueres, has lo que vieres” 


Asistir a la Francisación me ha permitido conocer mucha gente, tengo compañeros de Colombia, Ecuador, México, Bangladesh, Moldavia, Israel, Marruecos, China… me gusta conocer gente de todo el mundo. Montreal, es realmente una ciudad multicultural, cuando uno viaja en el metro en un solo vagón se ven personas de todos los colores, olores, tamaños, se escuchan idiomas distintos y se ven diferentes actitudes, vivir aquí te da la posibilidad de abrirte a nuevas formas de vida o por el contrario cerrarte a ellas. Digo esto porque aquí en Canadá existe lo que llaman “Acomodamientos razonables”  es decir que los canadienses les permiten a los inmigrantes traer sus costumbres y seguir practicándolas mientras todos seamos respetuosos de las costumbres de los demás y no afectemos a nadie con ellas. Hay culturas o religiones que no son tan abiertas a este tipo de pensamiento y en realidad pareciera que se cambian de un país físicamente pero todas sus acciones y formas de vida siguen siendo como si vivieran en sus países de origen. No todos somos tan abiertos a lo nuevo, a lo desconocido, a lo distinto. A mí me gusta conocer acerca de las diferencias, con algunas no estoy de acuerdo, pero muchas veces conocer sobre ellas me hace comprenderlas y respetarlas aunque no las adopte en mi vida. Para mí es muy enriquecedor poder convivir con otras culturas porque me permiten ver el mundo como jamás se me había ocurrido verlo, me hacen crecer como persona y reafirmar quién soy.

domingo, 7 de agosto de 2011

Nuevos Amigos



No es la primera vez que cambio de ciudad para vivir, aunque sí es la primera vez de país, sin embargo cuando uno está dispuesto y con una buena actitud siempre se van construyendo nuevas amistades o reencontrándose con otras del pasado. Duele ir dejando gente importante en el camino, pero también es maravilloso cuando descubres que estás haciendo las bases para nuevas relaciones. No hay nada más reconfortante que pasar un gran día lleno de sonrisas, anécdotas, buena comida y una gran vibra.

¡Gracias nuevos amigos!



martes, 2 de agosto de 2011

Cosas a las que me debo acostumbrar

Es evidente que aquí muchas cosas son distintas, muchas de ellas ya las sabía y otras no. Por ejemplo, mi primer fin de semana aquí olvidé que había leído que los comercios cerraban a las 5:00 p.m. y salí caminando al Waltmart de enfrente a las 6:00 para encontrarlo cerrado. De verdad, aquí el 90% de los comercios cierran los fines de semana a las 5.

También se me olvidó que hay dobles ventanas y el primer día que fui a pintar el nuevo departamento morí de calor porque sólo abrí la primera. En el departamento temporal en el que estamos no son así por lo que de verdad no me di cuenta hasta que fui a cerrarlas.

Aquí todo se hace por correo o por fax. Juan Carlos mi esposo tiene la teoría de que en México todo se hace ya por e-mail por el mal servicio de correos y porque resulta más rápido y seguro.

La renta, las guarderías, los seguros se pagan con cheque, no se usa lo de depositar a una cuenta bancaria, o al menos a nosotros no nos ha tocado. Y por cierto debo dar todos los cheques del año (post-fechados) a la guardería en este mes (Agosto).

Al manejar, no se hace alto total en los cruces con las vías del tren. Sólo se debe hacer si las luces rojas están encendidas. Hay altos por todos lados y uno debe hacer alto total cada vez que vea uno, aquí sí ceden el paso a los peatones, las bicis y al que llegó primero.

El primer lunes de cada mes se puede sacar toda la basura grande como televisores, muebles, tablas, lo que se les ocurra. Ayer en la mañana había de todo tirado en las banquetas, de TODO!

En esta época del año hay luz desde antes de las 5 de la mañana y hasta casi las 10 de la noche, pero tengo entendido que en invierno el cambio es muy drástico, dicen que desde las 4 de la tarde ya no hay luz.

Y tantas, tantas cosas más...

lunes, 18 de julio de 2011

Las cosas que adoro de Montreal



Mis hijas han recuperado la salud, y espero que sea por largo rato. Ya pasado el incidente puedo decir que no me gusta esperar tanto para recibir atención médica, pero la verdad es que en México también hubiera tenido que esperar, la diferencia es que habría sido en mi casita y no en una sala de emergencias. La verdad es que el sistema de salud podría mejorar, pero me gusta saber que todos tienen acceso a la salud y que quien realmente lo necesita recibe atención médica inmediatamente.

Como dato curioso la medicina la compré en Jean Coutu y la farmaceutica fue muy amable, de hecho fue ella quién me explicó cómo darle el medicamento a mi hija y la dosis que debía proporcionarle y no el doctor, como en México, pero lo más curioso es que recibimos una llamada a los dos días preguntando si Julieta iba mejorando, si el sabor de la medicina estaba bien y recordándonos que debíamos completar los diez días del tratamiento. Esa clase de atención nadie te la da en México, ni un hospital, ni un doctor, mucho menos una farmacia.

Ya con menos trámi tes por hacer (dije menos, que no hemos acabado) hemos disfrutado mucho los fines de semana. El domingo 10 fuimos a el parque Jean Drapeau y tenían un evento de todas las culturas del mundo, el lugar está precioso y nos permitió hacer el tan deseado día de campo que quería Julieta, pero también pudimos disfrutar de conciertos gratuitos, muestras de tradiciones típicas de otros países y había comida de muchos lugares, aunque como traíamos la nuestra no compramos nada.

Ayer fuimos al Museo de Ciencias en el Viejo Puerto. Fue una buena decisión porque el día estaba super caliente y con un porcentaje de humedad altísimo y el museo nos permitió divertirnos mucho pero con aire acondicionado. Ahí nos encontramos con unos amigos de México y Julieta conoció a Emilio, con quien después de un mes pudo jugar sin problemas de lenguaje. La verdad le hacía falta, estuvo feliz, de regreso a casa no paraba de preguntarme cuándo los volveríamos a ver y si podía invitar a su nuevo amigo a la casa a jugar.

Adoro los fines de semana en Montreal, uno puede hacer muchas cosas y se respira tranquilidad en el ambiente. También adoro la amabilidad de la gente, siempre ha habido alguien dispuesto a ayudar, a hablar más despacio, muchas personas intentan comunicarse con mis hijas (incluso les dicen palabras en español), nos han regalado cosas y siempre hay un "bienvenue" para nosotros. Te adoro Montreal!

viernes, 8 de julio de 2011

Primer encuentro con el sistema de salud.

Quiero escribir este momento sin pensarlo mucho, porque digamos que sé que en un par de días no me parecerá tan desastrozo. Ya digerido y solucionado el problema simplemente seguiré y me adaptaré, pero entonces mi experiencia no le servirá a otros tanto como si la escribo sin pensar.

Ayer en la noche Julieta, mi hija de 4 años, empezó con algo de fiebre y fue aumentando durante la noche. Comenzé con Paracetamol, continué con Ibuprofeno y nada, la fiebre cedía un poco pero volvía a las cuatro horas. En la manaña tenía 39.5 y decidí darle Neo-Melubrina (en México es un medicamento común pero yo sabía que en USA y Canada ya no se usa, pero no quería arriesgarme más).

Llegué a las 8:15 a la clínica que está frente a mi casa y cuando abrí la puerta sólo vi más puertas con nombres de doctores, no había ninguna recepción, por casualidad iba saliendo una persona (imagino que trabaja ahí) y me vio con la niña en brazos y me explicó que debía ir a otra calle, yo había leído que en esa calle había un hospital por lo que inmediatamente la ubiqué, me perdí un poco con la expicación que me dio, pero como tenía idea de la dirección no me pareció importante. Me dirigí al hospital, me estacioné, por cierto bastante lejos de donde debía entrar.

Al llegar a urgencias hay una recepción donde me explicaron que como todavía no contaba con la tarjeta del RAMQ (sistema de salud de Quebec) debía pagar por el servicio, yo ya suponía esto, pero mi marido cuenta con el seguro de salud privado de la empresa y ellos le dijero que le reembolzarían todo lo necesario en caso de necesitar algún servicio. Así que firmé todo lo que me dieron y me pidieron esperar.

No pasaron más que 20 min cuando me llamaron al área de enfermeras donde a uno lo examinan. Como yo le había dado ese medicamento a mi hija, para cuando llegamos ahí la fiebre había cedido, así que se imaginarán que aquello ya no parecía una emergencia, así que a esperar. Uno es catalogado en ese momento y de acuerdo a su estado y no a su hora de llegada y de esta manera es como van siendo llamados para ver a un doctor.

Me llamaron de nuevo los de la recepción para devolverme mis papeles de identificación y para darme la nota que debía pagar. Me explicaron que podía pagar de una vez, mientras esperaba mi turno, que lo podía hacer después pero debía estar consciente que las oficinas de cobranza cierran a las 4.

Fui a pagar y volví a sentarme a esperar turno, pasó una hora, otra hora y como a las 12:00 me decidí a informar a los de recepción de que mi hija volvió a presentar fiebre, yo traía termómetro y tenía de nuevo 39.5. Lo informaron a las enfermeras y me dijeron que pronto sería llamada. Como 20 minutos después nos pasaron a la sala de urgencias.

Yo pensé que ahí terminaría la espera pero no, fue alrededor de otra hora y media hasta que el doctor llegó al cuartito donde nos tenían esperando, mi hija durmió todo ese tiempo en la camilla, lo que hizo las cosas más fáciles, pero yo estaba un poco desesperada porque no entendía el procedimiento y nadie me decía NADA. También estaba dudando si debía haber ido ahí porque en la sala de espera leí un letrero que decía que si no era urgencia debías llamar al 811 o ir a una clínica de las de "sin cita", cuando ví en nombre y la ubcación de las que estaban más próximas caí en cuenta que la otra persona que me dió las indicaciones me había recomendado ir a una que estaba justo enfrente del hospital. Yo ya no estaba segura si había hecho bien, ya había pagado $550 dolares, desconocía cuánto tiempo tardaría sabiendo que me esperaban mi esposo y mi otra niña a las 5 (y ellos habían mencionado que las oficinas cerraban a las 4!) y estaba desesperada viendo cómo mi hija tenía fiebre y nadie hacia, ni nos decía nada.

Pero todo terminó bien, el doctor llegó como a la 1:30 la revisó, se dio cuenta que era una gran infección de garganta, le hizo un exudado, me dio la receta con las medicinas, me cobró $40 dolares más, me dio los recibos y se despidió. Después pagué 12 dolares por el estacionamiento, me dirigí a la farmacia más cercana, pagué otros 25 dolares y regresé a casa a las 2:30 dispuesta a darle el medicamento a Julieta y descansar.

Lo más difícil de todo este proceso de acoplamiento es que uno desconoce TODO, lo que hace que cada una de las decisiones que se toman estén cargadas de estrés.

Espero no tener que pasar por esto mismo mañana porque mi otra hija estuvo llorando todo el día en la guardería y no quiso comer nada, así que podrían ser síntomas de una infección de garganta... ojalá y no! quisiera descansar del sistema de salud al menos por este fin de semana para digerir toda la aventura... je.

De todos modos sigo pensando que Quebec es el lugar donde quiero vivir. Pero quisiera conocer como funciona todo para saber  qué esperar y cómo enfrentarlo.

miércoles, 6 de julio de 2011

REALIDADES

No es lo mismo soñar, que vivir. Estoy segura que la decisión de venirnos a Canadá fue la mejor, pero lo cierto es que por más que uno lea, investigue, pregunte... ¡vaya!, haga su tarea, es imposible estar preparado para todo lo que tienes que enfrentar cuando eres un inmigrante.

Son demasiadas las decisiones que se tienen que tomar en tan poco tiempo y son tan importantes, cada una de ellas hará la diferencia por lo menos en todo un año. Decidirse por el departamento, las cuentas del banco, las guarderías, el coche, los servicios de comunicación. Y con cada elección la cuenta de gastos fijos va creciendo y creciendo, junto con todas las dudas sobre un sistema que apenas estamos comenzando a conocer.

He leído mucho sobre las ayudas o beneficios por niños en Quebec y Canadá, pero simplemente no sé por dónde comenzar. Esto se ha complicado más porque no llegamos por Montreal, sino por Toronto y no hemos podido agendar una cita de acompañamiento con el MICC. En el trabajo de mi marido nos dieron mucha ayuda con los primeros trámtes, la renta, el banco, pero la ayuda para las cosas de impuestos no llegó nunca, así que creo que con mi francés y mi inglés iré mañana a las oficinas del MICC a tratar de conseguir una cita y así tratar de tener más claro cómo podemos acceder a esos beneficios, porque si no la guardería nos va a hacer perder muchísimo dinero en este año.

Estos días que me he quedado sola arreglando un montón de pendientes importantes, me han hecho pensar mucho cómo puede arreglarselas alguien que no tenga ninguno de los dos idiomas oficiales. Yo no tengo ni el francés, ni el inglés al 100%, pero puedo defenderme y ha sido sumamente difícil cuando tengo que preguntar sobre seguros, condiciones y cosas más específicas, no puedo imaginarme cómo hubiera sido llegar en cero. Los idiomas son básicos, simplemente esto se hubiera convertido en una pesadilla si no supiera al menos lo que sé.

Para el resto de la familia las cosas van acomodándose más rápido, Juan Carlos (mi esposo) recibió ayer una felicitación por lo que ha logrado en estas dos semanas, parece que ha sobrepasado sus expectativas. Mis hijas ya van a la guardería y creo que les hacía falta porque ni adiós me dijeron cuando llegaron el primer día. Julieta tuvo la suerte de que una de sus maestras y un compañerito hablan algo de español, así que cuando ha tenido un problema la han podido ayudar, está feliz y adaptándose muy rápido. Los dos días me han dicho que es una niña excelente. A Paula le ha costado un poquito más de trabajo (yo pensé que sería alrevés), como que extraña a su mamá y a su hermana, pero hoy me dijo adiós tranquila y se fue a jugar sin mirar atrás, yo sé que va ir hallando su lugar, sólo es cuestión de tiempo.

La realidad es que me gusta Montral, y sé que todo cambio implica sacrificio, así que a seguir luchando por eso que soñamos.

domingo, 3 de julio de 2011

De los tianguis a las ventas de garage.

Julieta en México era fan de los tianguis, le pedía a Ma Alma (su abuelita paterna) que la llevara TODOS los días. Todo comenzó en Cuyutlán, una playa en Colima, donde ir al Tianguis es toda una tradición familiar. Julieta adora comprar pinturitas, collares, moños, juguetes y las ventas de mercadito suelen ser bastante económicas, lo que le permite salir de ahí llena de sus cosas favoritas y feliz.

Yo pensé que el Dolorama reemplazaría al Tianguis, pero no contaba con las ventas de garage. Y debo decir que yo podría facilmente hacerme adicta a ellas. Ahora que estamos comenzando a armar toda la casa de nuevo ir de calle en calle buscando lo que otros ya no necesitan es toda una aventura. Hay de todo, como en los tianguis en México, no siempre encuentras lo que quieres y hay cosas que jamás compraría, pero mis hijas se han hecho de un par de juguetes, hemos conseguido ropa para el invierno en buenísimas condiciones, unos patines para el hielo y hasta una tele gratis!

Me gustan las ventas de garage... definitivo.

Fête du Canada



El viernes 1 de Julio fue el día de Canadá y pudimos darnos una escapadita a ver cómo son las festividades aquí. Teníamos muchas ganas de asistir también al 24 de junio que es el día de Québec, pero por el clima lluvioso se canceló todo.

Por poco y nos perdemos también este festejo porque Paula se enfermó el jueves y pensamos que ibamos a terminar en hospital. Por suerte es algo que ya habíamos previsto desde México y continuamos con los tratamientos que desde allá nos habían recetado. Resultó que una simple llamada al doctor en México fue suficiente, claro que con una buena dosis de medicamentos y la acostumbrada rutina del nebulizador.


Pero el viernes a las 4 de la tarde después de manenerla en observación más de 24 horas decidimos darnos una escapadita ya que el clima estaba delicioso. Creo que todos disfrutamos mucho, había muchos inflables, comida, música, pinta caritas y muchísimas familias conviviendo.

Yo pensaba que en México hay muchos eventos similares pero siempre hay un costo para todo, aquí los pintacaritas y los inflables eran gratis para los niños. Sólo debían hacer una pequeña fila y podían disfrutar de todos los que fueran aptos para su edad, lo que evita accidentes.

Todos salimos pintados, tatuados, llenos de banderitas y pines. A las 6 de la tarde hubo un pequeño desfile, supongo que en el centro debe de haber más cosas pero nosotros decidimos ir a festejar a un parque que está cerca de aquí en Pointe-Claire y es junto al lago. Con dos  niñas pequeñas (y una enferma) no quisimos meternos en un lugar multitudinario y más lejos del departamento. La verdad fue buena decisión y a parte al final pudimos reencontrarnos con unos Venezolanos que conocimos la primera semana que llegamos a Montreal. Estuvimos sólo un momento en su casa, porque debíamos nebuizar a Paula temprano, pero la pasamos genial, son personas lindísimas.